La revista literaria ha tenido siempre ambición de obra total: barajar géneros, autores de varias generaciones, asuntos diversos, idiomas distintos. Que entre ellas abunden las siempre divertidas revistas de grupo o de tendencia solo anima más las posibilidades del género. Poniéndonos en la estela de las revistas que siempre nos gustaron, que nos procuraron tanta felicidad con su aspecto de enciclopedias desordenadas y libres, en Calle del Aire trataremos, dos veces al año, de seguir una tradición imponente: podría contarse la historia de nuestra literatura del último siglo relatando las suertes y miserias de sus revistas literarias. Calle del Aire tuvo dos épocas anteriores. En ambas la revista no duró más que un número. Pero los récords, como sabe cualquier aficionado al deporte, están para romperlos.
Literary journals have always had an ambition to be a total work: dabbling in genres, authors from several generations, diverse subjects, different languages. The fact that among them there is an abundance of the always entertaining group or trends journals merely gives greater stimulus to the genre’s possibilities. Following in the wake of the journals we always liked, of those that gave us so much happiness with their appearance of disorderly and unconstrained encyclopaedias, in Calle del Aire we will try to twice a year follow in an impressive tradition: the history of our literature of the last century could be told by recounting the fate and afflictions of its literary journals. Calle del Aire had two previous epochs. In neither of them did the journal last more than one issue. But records, as any sports fan knows, are there to be broken.